lunes, 14 de mayo de 2012

"Las técnicas del Arte de la Paz cambian constantemente; cada encuentro es único, y la respuesta adecuada debe surgir con naturalidad. Las técnicas de mañana serán diferentes a las de hoy. No te dejes atrapar por la forma y apariencia de un desafío. El Arte de la Paz no tiene forma; es el estudio del espíritu." O'Sensei

viernes, 11 de mayo de 2012

Aikido - El Arte de la Paz



Morihei Ueshiba (1883 - 1969) fue el más grande maestro de artes marciales de la historia. Aun siendo un anciano de 80 años, podía desarmar a cualquier enemigo, vencer a cualquier número de atacantes e inmovilizar a cualquier oponente con un solo dedo. Aunque invencible como guerrero Morihei era sobre todo un hombre de paz que detestaba las peleas, la guerra y toda clase de violencia. Su camino era el Aikido, que puede ser traducido como "El Arte de la Paz".

El Arte de la Paz es un ideal, pero se desarrolló en la vida en muchos frentes. En su juventud Morihei sirvió en la infantería en la guerra rusa-japonesa; luego enfrentó a piratas y bandidos durante una aventura en Mongolia, y después de dominar varias artes marciales fue instructor de las academias militares de elite en Japón. Sin embargo durante toda su vida Morihei sentía una dolorosa inquietud por las luchas y enfrentamientos que plagaban su mundo: las batallas de su padre con políticos corruptos y sus mercenarios, la devastación de la guerra y la brutalidad de los líderes militares de su país.

Morihei se encontraba en una búsqueda espiritual y tuvo tres visiones que lo transformaron. La primera ocurrió en 1925, cuando tenía 42 años. Después de vencer a un espadachín de alto rango al evitar todos sus avances y cortes (Morihei estaba desarmado), salió a su jardín. "De pronto, la tierra tembló. Un vapor dorado surgió del suelo y me envolvió. Me sentí transformado en una imagen dorada y mi cuerpo parecía tan liviano como una pluma. Repentinamente comprendí la naturaleza de la creación: el Camino del Guerrero debe manifestar el Amor Divino, un espíritu que abraza y nutre a todas las cosas. Lágrimas de gratitud y de gozo corrían por mis mejillas. Vi a la tierra entera como mi hogar, y al sol, la luna y las estrellas como íntimos amigos. Todo apego a las cosas materiales se desvaneció".

La segunda visión tuvo lugar en diciembre de 1940. "Alrededor de las dos de la mañana, mientras practicaba una purificación ritual, olvidé de pronto todas las técnicas de arte marcial que había aprendido. Todas las técnicas que mis maestros me habían transmitido aparecieron completamente renovadas. Ahora, eran vehículos para el cultivo de la vida, el conocimiento, la virtud y el sentido común en vez de recursos para derribar e inmovilizar a la gente".

La tercera visión sucedió en 1942, durante la peor de las batallas de la segunda guerra mundial y en uno de los períodos más oscuros de la historia humana. Morihei vio al gran espíritu de la paz, un sendero que podría conducir a la eliminación de toda lucha y a la reconciliación de la humanidad. "El camino del guerrero ha sido mal interpretado como un medio de matar y destruir a otros. Aquellos que buscan la competencia cometen un grave error. Golpear, lastimar o destruir es el peor pecado que un ser humano puede cometer. El verdadero camino del guerrero debe impedir la matanza, es el Arte de la Paz, el poder del Amor". A partir de ese momento, Morihei se retiró al campo y dedicó cada minuto de su vida a refinar y difundir el Aikido, el Arte de la Paz.

A diferencia de los autores de textos clásicos antiguos de guerreros como el Arte de la Guerra y el Libro de los cinco Anillos, que aceptan la inevitabilidad de la guerra y enfatizan la estrategia astuta como medio para llegar a la victoria Morihei comprendió que la lucha continua -- con otros, con nosotros mismos y con el medio circundante -- arruinaría la Tierra. "El mundo seguirá cambiando dramáticamente, pero la lucha y la guerra pueden destruirnos totalmente. Lo que ahora necesitamos son técnicas de armonía y no de enfrentamiento. Se requiere el Arte de la Paz y no el Arte de la Guerra." Morihei enseñó el Arte de la Paz como una disciplina creativa del cuerpo y de la mente, como un medio práctico de manejarse ante la agresión y como un medio de vida que alimenta el coraje, la sabiduría, el amor y la amistad. Interpretaba el Arte de la Guerra en el sentido más amplio posible y creía que su principio de reconciliación, armonía, cooperación y empatía podía ser aplicado valerosamente a todos los desafíos que la vida nos presenta en las relaciones personales, en la interacción con la sociedad, en el trabajo y en los negocios y en la relación con la naturaleza. Todo hombre puede ser un guerrero por la paz.

Aunque el Aikido se originó con Morihei en Japón, intenta ser un don para toda la humanidad. Algunos han elegido, o elegirán en el futuro, el Aikido como su propio Camino particular, practicándolo sobre las esteras y aplicándolo a su vida cotidiana. Muchos más han sido y serán, espero, inspirados por el mensaje universal del Arte de la Paz y sus implicaciones para nuestro mundo.

lunes, 7 de mayo de 2012

Mitología Japonesa


Amaterasu y Tsukuyomi
Constitución  del sistema imperial.

Izanagi e Izanami
Durante ésta época, en el siglo VIII, los gobernadores de Yamato ordenaron que se dejara constancia de los mitos existentes como una forma de legitimarse frente a la población. La más importante de esas leyendas es la referente a la creación de Japón, atribuida a los Kami Izanagi e Izanami. Según la leyenda, de éstos dos habrían nacido los tres Kami mayores: Amaterasu —diosa del sol y señora de los cielos—, Susanoo —dios de los océanos— y Tsukuyomi —diosa de la oscuridad y de la Luna—.Un día, Amaterasu y Susanoo discutieron, por lo que Susanoo se emborrachó destrozando todo a su paso. Amaterasu se asustó tanto que se escondió en una cueva negándose a salir, por lo que el mundo fue privado de la luz. Con el objeto de hacerla salir, un Kami femenino, Ame-no-Uzume, efectuó una danza obscena que fue acompañada por la risa de la mirada de dioses que estaban reunidos en asamblea. Al momento en que Amaterasu preguntó por lo que sucedía, le dijeron que había una Kami más poderosa, por lo que salió de la cueva y poco a poco se fue acercando a un espejo que pusieron frente a ella. Fue tal su sorpresa de ver su propio reflejo, que quedó deslumbrada unos momentos y fue justo entonces cuando aprovecharon para capturarla y la luz volvió a iluminar la Tierra, por lo que el espejo formó parte de las Insignias Imperiales de Japón
          
Susanoo
El segundo elemento de las tres joyas de la Corona japonesa se describe más adelante en la misma leyenda. Susanoo fue desterrado por los males causados y mientras vagaba por las tierras de Izumo, escuchó que una serpiente de ocho cabezas, llamada Yamata-no-Orochi, atemorizaba a los pobladores. Susanoo mató a la serpiente emborrachándola con sake y le cortó las cabezas. En su cola fue encontrada una espada, que decidió dársela a su hermana en señal de paz. Esta espada representa el segundo icono de las insignias imperiales.

La tercera y última insignia es una joya en forma de curva, la cual Amaterasu dio a su nieto Ninigi cuando éste fue enviado al mundo terrenal a gobernar. La joya pasó a su vez a su nieto, el Emperador Jinmu, primer emperador japonés. De esta forma, auspiciados en las creencias populares, los gobernadores de Yamato legitimaron el proceso mediante el cual Japón sería gobernado por un sistema imperial, apoyados fuertemente por la creencia de la religión Shintō.

sábado, 5 de mayo de 2012

El Arte de la Paz comienza contigo

"El Arte de la Paz comienza contigo. Trabaja sobre ti mismo y con la tarea que te ha sido asignada en el Arte de la Paz. Todos tenemos un espíritu que puede ser refinado, un cuerpo que puede ser entrenado de cierta manera, un sendero conveniente para seguir. Estás aquí con el solo propósito de darte cuenta de tu divinidad interior y manifestar tu iluminación innata. Alimenta la paz en tu propia vida y luego aplica el Arte a todo lo que encuentres." O'Sensei.

miércoles, 2 de mayo de 2012

El Samurái en la Era Heian



Era entre los años 794 a 1185. Hacia el 860, se aprecian la mayoría de las características de los samuráis: jinetes a caballo diestros en el uso del arco, además del empleo de espadas de hoja curva. Estos militares a caballo gozaban de la total confianza del «Trono del Crisantemo» y se encargaban de la seguridad de las ciudades así como luchar contra las revueltas que sucediesen.

 Durante el siglo IX Japón sufrió un grave declive económico a consecuencia de plagas y diversas hambrunas. A principios del siglo X tuvieron lugar numerosos disturbios, desórdenes y rebeliones debido a la situación que se vivía. El gobierno tomó la decisión de conceder amplios poderes a los gobernadores locales para reclutar tropas y actuar contra las crecientes rebeliones como crean conveniente, lo que les dio a dichos gobernadores un enorme poder político. Es durante este periodo que se documenta por primera vez la palabra «Samurái», «aquellos que sirven», en un contexto meramente militar.

La primera gran prueba de estabilidad del sistema tuvo lugar en el año 935 con una revuelta protagonizada por Taira no Masakado, descendiente del Príncipe Takamochi, a quien la autoridad imperial había enviado a sofocar los disturbios en Kantō y que recibía el apodo de «El Pacificador». Al principio la corte Heian consideró que el incidente protagonizado por Masakado era tan sólo un incidente local, hasta que éste llegó a autoproclamarse «Nuevo Emperador». Debido a lo anterior, se envió un ejército provincial para sofocar su rebelión, muriendo decapitado en 940. A partir de este momento y debido a su origen social, estos líderes guerreros se comienzan a definir como una aristocracia local.

Durante este periodo, los linajes de mayor importancia política fueron los Taira, los Fujiwara y los Minamoto. Minamoto no Yoriyoshi se vio envuelto en un conflicto importante de la época llamado la Guerra Zenkunen o «guerra de los primeros nueve años». Este conflicto duró de 1051 a 1062, siendo la primera guerra que se vivía en el país desde los enfrentamientos contra los Emishi. El incidente se originó cuando Abe no Yoritoki, descendiente de los Emishi y miembro del clan Abe, no entregó a la Corte los impuestos recaudados, por lo que Yoriyoshi fue enviado a tratar con él. Yoriyoshi y Yoritoki habían llegado ya a un acuerdo pacífico pero un conflicto interno en el clan Abe tuvo lugar y Yoritoki fue asesinado. Con este hecho se declara la guerra entre Abe no Sadato, hijo de Yoritoki y los Minamoto. No fue sino hasta 1062 cuando Yoriyoshi pudo vencer a los Abe en la Batalla de Kuriyagawa llevando la cabeza del rebelde hasta Kioto en señal de triunfo. Minamoto no Yoshiie, hijo de Yoriyoshi, estuvo al lado de su padre durante todo el conflicto, ganando un gran prestigio por sus proezas militares. Esto le valió el apodo de Hachimantarō o «el primer hijo nacido de Hachiman, dios de la guerra».

En el año de 1083 estallaría nuevamente un conflicto armado en el que los Minamoto se verían envueltos, ahora en la Guerra Gosannen o «guerra de los últimos tres años», originada por diferencias entre los líderes de los antiguos clanes aliados Minamoto y Kiyowara. Después de una feroz batalla de tres años en que la Corte se negó a auxiliar a los Minamoto, éstos lograron, sin embargo, salir finalmente victoriosos. Cuando Yoshiie asistió a Kioto con la finalidad de buscar una recompensa, la Corte se negó y aún le recriminó los impuestos atrasados que debía, con lo que se inicia un claro distanciamiento entre ambos. Mientras tanto, sus rivales, los Taira, gozaban cada vez más de una mejor relación con ellos debido a sus hazañas en el oeste del país. La rivalidad entre los clanes Minamoto y Taira fue aumentando y haciéndose cada vez más evidente. En 1156 tuvo lugar un conflicto entre ambos clanes, cuando Minamoto no Yoshitomo se unió a Taira no Kiyomori contra su padre Minamoto no Tameyoshi y su hermano Tametomo, durante la Rebelión Hōgen. La batalla fue muy breve y al final Tameyoshi fue ejecutado y Tametomo fue castigado con el destierro.

En 1160 se produjo un nuevo enfrentamiento conocido como Rebelión Heiji, donde Yoshitomo se enfrentó con Kiyomori. La victoria del clan Taira fue tan decisiva que los miembros del clan Minamoto huyeron para tratar de salvarse. Los Taira los persiguieron y Yoshitomo fue capturado y ejecutado. De los miembros de la rama original de la familia Minamoto, sólo quedaron algunos pocos, siendo aniquilados casi por completo. En 1167 Taira Kiyomori recibió del emperador el título de Daijō Daijin (Gran Ministro), el cual constituía el rango más alto que podía conceder el emperador, por lo que se convirtió en el gobernante de facto del país.

Un video excepcional, uno de los últimos en los que aparece O'Sensei Morihei Ueshiba, junto con el actual Doshu Moriteru Ueshiba.. no pueden dejar de verlo!!
http://www.youtube.com/watch?NR=1&feature=endscreen&v=M5mhX_JWsMk